Desde hace algunos años, un nutrido grupo de pleneros, muchos de ellos emigrados a la ciudad de Zaragoza, se reunen, vestidos de baturros, para asistir juntos a la Ofrenda de flores a la Virgen del Pilar. En esta ocasión han acudido unos 30 o 40.
Es un emotivo acto que sirve para juntarse la gente y ayuda a mantener la identidad de nuestro pueblo, que aunque pequeño de habitantes, es grande en iniciativas. El grupo llevaba un estandarte con la Virgen del Carrascal pintada y a la cabeza iba su alcalde Baltasar Yus.
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