16 nov 2010

Contrabandista en la Guerra de la Independencia

Al comienzo de la Guerra de la Independencia, las autoridades  ofrecieron el indulto a los contrabandistas, bandidos y gentes de malvivir que colaboraran en la defensa de la ciudad de Zaragoza ante el avance de los franceses. El territorio del sur de la comarca de Belchite y sierra de Cucalón ha sido zona recorrida a lo largo del siglo XVIII y XIX por numerosas bandas, entre ellas estaba la del “Manteca” a la que pertenecía Pedro Plou, un “contrabandista” de Blesa que escribió una carta para solicitar el indulto y en la que cuenta sus andanzas defendiendo la ciudad los primeros dias de la Guerra de la Independencia. Un curioso documento.

Sello quarto quarenta maravedis año de mil ochocientos y ocho

Valga por el Reinado de S. M.  el Sr. Don Fernando Séptimo
Excmo. Señor:
Pedro de Plou, vecino del lugar  de Blesa con el debido respeto a V. E.
Expone:
Que noticioso el exponente de la presente guerra, e indulto concedido a los contrabandistas que acudiesen al Real Servicio, comunicada por Don Jerónimo de Torres a Blas de N. alias “Manteca”, se presentó con su caballo y armas, y otros  hasta el número catorce en la Villa de Lécera de donde incorporados con los mozos de dicha villa acompañados por el Alcalde Don Gregorio Montañés, se dirigieron hacia esta Ciudad, y habiendo llegado a la paridera de Don Matías Castillo, de donde no quisieron pasar sus compañeros al ver la multitud de gentes que se salían de esta ciudad, el suplicante, deseoso de sacrificar su vida por defensa del Rey y de la Patria, acudió a ella el día quince del pasado junio al anochecer y noticiándole varias personas no excusaron de presentarse, sino acudir con las armas, fue de orden de la justicia, con otros muchos, a la Puerta del Portillo con sus armas, donde pasó toda la noche, lo mismo hizo en los días dieciséis y diecisiete, habiéndose mantenido con su caballo en dichos días y hasta el de la fecha a propias expensas, mas en el dieciocho se presentó al M.I.Sr. Intendente y habiéndole manifestado lo referido, le mandó que asociado de un sargento primero de Dragones de la Guía de Palacio saliese, como lo hizo, a buscar a los compañeros hasta la citada paridera donde ya no los encontraron, y habiendo bajado a la Cartuja de la Concepción, por si acaso estaban allí, se encontraron con varios desertores del Canal armados con fusiles, y diferentes vecinos del Burgo según manifestaron, que estaban saqueando el Monasterio y tenían un carro cargado de aceite y otros efectos, y cerradas las puertas por el que expone, sargento y otros tres o cuatro de esta ciudad que habían salido de descubierta por Torrero, los maniataron a todos y llegando en este lance un oficial con los mozos de la Villa de Belchite, los condujeron a esta dicha ciudad, y el suplicante con una carta de el tal sargento acudió a la citada Villa de Belchite adonde insinuó el sobre dicho oficial habían acudido los compañeros a presentarse a V. E. Pero habiendo arribado a la mencionada villa se encontró que V. E. había partido para el Campo de Cariñena y aunque pasó a Herrera y Azuara e hizo presente a Manteca y cinco más acudiesen  a esta capital noticiándoles las órdenes que había, ninguno de ellos quiso acudir, y solo lo hizo el que expone, que aunque se presentó de nuevo a dicho M.I. Sr. Intendente y Don Antonio Torres, este le contestó se esperase unos días hasta que regresase su hermano Don Jerónimo que andaba por fuera de la presente ciudad con una partida de a caballo compañeros del exponente, no habiendo estado ocioso ni un día, pues como no se hallaba agregado , unas noches se le ha hecho acudir por el alcalde de Barrio de la Calle del Agua al Puente de San José, y otras a la Puerta de Santa Engracia, en la que en el día de ayer como entre diez y once de la mañana subió a la torre de orden de un oficial de Artillería, que se halla dentro de la huerta, para ver donde estaba el enemigo, en la que una bala hirió gravemente a su compañero que era soldado, y aunque al que expone le pasó de bislai por el chaleco que llevaba y lleva desabrochado como el mismo lo manifiesta: atento a lo cual A V. E. rendidamente suplica que:
 en meritos de lo referido se sirva declarar al suplicante por indultado, que en su virtud le han debido y deben aprovechar todas las gracias y mercedes dispensadas a los que en las actuales circunstancias se han presentado y presentan al Real Servicio como lo ha hecho el que expone con su caballo y armas, mandando que desde el citado día quince de junio último se le contribuya con el pre y demás necesario para la manutención del Caballo como lo espera de la justificación de V. E. Y en ello recibirá especial merced.
Zaragoza a 3 de julio de 1808
Pedro de Plou

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