11 nov 2011

La burra Morena

Plenas hace 50 años era otro mundo, era lo más parecido a la edad media. En la calle no se oían ruidos de motores, acaso las pisadas de las herraduras de las caballerías cuando iban al abrevadero. Al atardecer se oían los balidos y las esquilas de los ganados que regresaban al pueblo… era otro espacio, otros olores, otros sonidos muy diferentes a los que ahora percibimos cuando estamos allí. El pueblo que conocimos ya no existe.
A lo largo de estos años he visto desaparecer muchas cosas que conformaban el ritmo y la vida de la localidad… todo por el progreso. Desaparecieron los trillos y las caballerías que de ellos tiraban, desaparecieron los carros… aun recuerdo con tristeza como ardió alguna preciosa galera junto al puente del río… desaparecieron los rebaños que durante siglos daban riqueza al pueblo y con ellos los pastores, ahora no hay ni un solo rebaño. Las parideras del término se van arruinando por falta de uso y porvenir, y un mal día, no muy lejano, serán un montón informe de piedras.
Antonio "el Chato", labrando el huerto con la Morena.

He conocido muchos burros en Plenas: mi abuelo Salvador tenía una burra que había comprado al “Retasconero”, un tratante de ganado que era de Retascón.
Cuando era un chaval, mi tío Antonio me dejaba un burro y me iba con él a por espliego, y los fajos los cargábamos en el burrillo. Mi tío tuvo burro hasta no hace muchos años, pues a mis hijas las subía en el burro para pasear y jugar. También tenía burro Pascual, el hijo de Valeriana y Tadeo.
En el otoño del año 2009 desapareció del pueblo el último burro de la localidad: la burra Morena. Llevaba ya siete años de vida solitaria en la localidad. De ella vamos a hablar.
Esta es la historia de la última burra de Plenas, la Morena, que perteneció a Antonio Ortín Ambroj, conocido como “El Chato”.
El Chato con su hijo "Toñín" a lomos de la Morena.
Nieta del Chato con la Morena.

Antonio Ortín nació en 1923. Fue pastor casi toda su vida y se conocía muy bien los caminos por lo que lo contrataban para transportar ganados. Cuando un ganadero de Plenas vendía un rebaño a otra localidad y había que llevarlo hasta allí, Antonio era uno a los que le encargaban esa tarea, o cuando se compraban ganados en otra localidad y había que llevarlos al pueblo. También ventas de una zona a otra, como cuando un tratante del pueblo compró ovejas en Olalla para venderlas en Tortosa, hubo que transportarlas hasta allí. Para todas esas tareas llevaba al fiel perro “Manolo” y un borrico, donde transportaba ropas y otras cosas necesarias para el pastor. En Plenas, a los burros de los pastores les llaman hateros. Antonio siempre ha tenido hateros, hasta que se desprendió de “la Morena”.
En el año 1799, los hateros llevaban (…) dos o tres pares de alforjas, otros tantos costales para el pan, un saquillo de pellejo para guardar las cucharas, un caldero, un pellejo sebero donde va el sebo para comer, que llaman cundido; dos o tres liaras o cuernos con miera o aceite de enebro para curar la roña del ganado, un par de cayados, un cuchillo de monte, una navaja para sangrar reses enfermas o degollarlas, y unas tijeras para limpiar la roña y arreglar la lana.
El Chato y la Morena, con algunos vecinos de Plenas.

El nombre científico del burro es Equus africanus asinus, de la familia de los équidos. Procede de África, donde se domesticó a principios del V milenio a. de C. para utilizarlos fundamentalmente como animal de carga, tirar carros o transportar gente. Los burros son animales solitarios, no van en manada como los caballos. Son muy resistentes, y acostumbrados a vivir en territorios semiáridos, más ágiles que los caballos en terrenos abruptos e irregulares y menos exigentes con el alimento por lo que su mantenimiento sale barato. Con la mecanización del campo en los años 60 del siglo XX, la población de burros en Plenas descendió considerablemente y hoy, prácticamente, es el último burro del pueblo. En 1862 había 89 burros en Plenas.
La burra “Morena” la compró “el Chato” hace 27 años a Pablo “el Gitano”. Los burros viven unos 40 años. Cuando estaba de pastor, la llevaba consigo, hasta los sesenta y cuatro años. Luego la usó para los campos, para ir a recoger almendras, para coger las patatas del huerto, calabazas, fajos de alfaces, etc. metidas en los serones. Hasta la utilizó a la burra para espedregar campos.
Los últimos años la bajaba a la huerta a apacentar y le ataba una pata con una cuerda para que no se escapara. Un día se desató y apareció en Moyuela y como allí sabían de quien era, le llamaron y bajó a buscarla.
La burra Morena era una atracción popular, pues todos niños se querían subir en ella, y se hacían fotos. Ha participado en las fiestas y una vez que la disfrazaron yendo con una peña, ganó un premio.
La burra tenía la cuadra en casa de la tía Bartola, la madre del “Chato”, en un cobertizo que hizo hace muchos años el tío Gaspar Sancho.
La burra se fue haciendo vieja y Antonio se la vendió a Pedro José Monreal y más de una vez se le escapó y aparecía en los huertos donde el “Chato” la llevaba a apacentar.
Pedro José Monreal es un plenero cazador y al que le gustan los animales. Tiene una nave y una terreno en el camino de la arboleda donde guarda animales diversos: allí he visto alguna avestruz.
Pedro José la tuvo un tiempo y se la vendió al dueño del restaurante “El Cazador” de Loscos, y alguna vez subía el “Chato” a visitar a la “Morena”. La burra lo reconocía y se alegraban los dos de verse de nuevo.
Hace poco, el de Loscos la ha vendido en agosto de 2011 a Rubén, de Blesa, que tiene varios burros ya, y por allí esta la “Morena” viviendo su vejez tranquilamente, añorando los ricos huertos de Plenas.
Hicieron un reportaje sobre la burra Morena en La Crónica del Campo de Belchite.
© Ángel S. Tomás

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