De la tradición oral en Plenas
I PARTE
CUENTOS, LEYENDAS, ROMANCES, MILAGROS, ADIVINANZAS
Para nuestros hijos
Este trabajo ha sido posible, como otros muchos más relacionados con Plenas y sus alrededores, por el esfuerzo personal de los autores y el apoyo moral de algunas personas sensibles, pues muchas veces el desánimo nos ha invadido y nos hemos preguntado si merecía la pena hacer estos trabajos, perdiendo tantísimo tiempo en elaborarlos.
Desarrollar una labor cultural mínimamente seria en nuestra región supone pasar por un calvario infinito.
NOTA
Deseo puntualizar, en primer lugar, que estos relatos que aquí escribimos no son todos los que hay porque deben existir muchos más. Tal vez la salida a la luz de estos ayude y anime a la gente a recordar otros y podamos sacar una nueva recopilación más adelante.
Presentación
Me gustan mucho los cuentos y he leído muchas recopilaciones de cuentos populares españoles y aragoneses.
Lo primero que hacía cuando tenía esos libros en las manos, era buscar si aparecían los cuentos que me contaban de pequeño en Plenas, y algunos no aparecieron nunca… Jamás he encontrado el de “Los segadores”, tal vez esté en alguno que no haya consultado.
Otros aparecían en otras versiones, con elementos variados.
El año 1992, extraño año en muchos aspectos del devenir de nuestros pueblos, decidimos dejar escritos los cuentos que habíamos oído hacía años y que hemos ido recopilando en los numerosos viajes que hemos realizado a Plenas. El verano del 93 seguimos trabajando en la recopilación.
La verdad es que no son muchos los cuentos, solo unos pocos.
Sobre la tradición oral
Antiguamente se hablaba mucho más entre las personas. Cuando hacía frío, como no había radio ni televisión, se reunía la gente alrededor de la lumbre, y mientras veían arder las trancas, contaban historias, cuentos, sucesos, anécdotas…
En el verano, cuando hacía calor, la gente se reunía a la sombra de alguna casa, o en el abrevador, a la sombra del muro del castillo y allí también hablaban de las cosas que sucedían en el pueblo. Y al anochecer, sacaban las sillas a la calle, y mientras tomaban la fresca, también recordaban aventuras e historias sucedidas…
Cuando de pequeño iba al pueblo, los días de frío, estaba con mis primos y mi abuelo sentados en los bancos alrededor de la lumbre y mientras los pequeños jugábamos con los sarmientos y el fuego, venía algún vecino a sentarse con el abuelo y contaban sucesos que a mí me parecían extraordinarios.
Los días de calor me iba con mis primas mayores a algún fresco patio del pueblo y allí escuchaba los cuentos que ellas me contaban: “La cabra montesa”, “Los segadores”, etcétera.
Ahora, cada vez es mas difícil ver esas escenas. las cocinas antiguas son sustituidas por cocinas de butano, microondas y demás artilugios. La cocina ya no es el lugar donde se recibe a la gente, ahora se hacen pequeñas.
A la gente se la recibe ahora en el salón. A veces, mientras se habla,está encendida la televisión y ese ambiente es poco propicio para hablar de relatos, leyendas, cuentos, etcétera, ya que es necesario otro estado de ánimo, cierta luz tenue… algo que apenas se puede ya hallar.
En el verano de 1992 y de 1993, me dediqué a preguntar a mucha gente sobre cuentos y leyendas y ya nadie se acordaba de como eran. Les sonaba alguna cosa pero el resto no lo recordaban… Me quedé preocupado, ¡Casi nadie se acordaba de los cuentos, ni siquiera las personas que me los contaban cuando era niño! ¡Que inmensa tristeza! El paso del tiempo hace olvidar, y también altera las narraciones.
De un cuento le queda a las personas leves recuerdos, trozos, que con un gran esfuerzo se van hilvanando intentando aproximarse al original pero que a veces el subconsciente traiciona y hace agregar datos de un cuento a otro y las narraciones se van alterando…
Por otra parte, existe el peligro de que tal vez algun cuento que publicamos,haya sido leído en algun otro libro, como me sucedió preguntando a Antonio Ortín Ambroj sobre cuentos, y empezó a contar cuentos como “El lobo y los siete cabritillos”, “Los animales músicos”, y unos cuantos más. Yo estaba entusiasmado de recoger tantos, pero cuando le pregunté quien se los había contado, me comentó que de pequeño, su padre le había regalado un monton de los famosos “Cuentos de Calleja” y esto sucedió antes de la guerra civil. Como supe que la procedencia no era oral, los desestimé. Los cuentos en Plenas los acaban con… “y cuentico contao, de la ventanica al tejao, del tejao al Coso, para que no lo aprenda ningún mocoso”.
Los cuentos que he puesto proceden, la mayor parte de estas fuentes:
Valeriana Yus, nacida en Plenas, en 1904, la mujer más vieja de Plenas, recordaba algunas cosas. De ella son los “romances” y la “adivinanza”.
Alfredo Plou, nacido en Plenas en 1927, me contó varios cuentos. Desciende de una familia de molineros y tal vez, en el molino, mientras esperaban para moler, algunos forasteros le contaron cuentos de lejanas tierras.
Máxima Gracia, nacida en Plenas en 1920, me contó unos cuantos cuentos que recordaba de su niñez. Su padre había ido a segar por lejanas tierras, Castilla, Cinco Villas, y ella, de pequeña había estado de criada en Zaragoza.
Segismundo Tomás, nacido en Monzalbarba en 1917, estuvo de maestro durante varios años en Plenas y se casó con una mujer de Plenas. Pasa largas temporadas en el pueblo.
El resto lo he sacado de mis pocos recuerdos y de comentarlos con mi hermano, con mis primos, y entre unos y otros aun hemos organizado algo.
Probablemente mucha gente, al leer estos cuentos, algunos no los haya oido nunca. Tal vez muchos de ellos se contaban solamente en un restringido circulo familiar y se han transmitido de padres a hijos.
Todos los cuentos que he puesto aquí, y los romances, son narraciones que antes de la guerra civil ya habían llegado a Plenas, excepto los que me contó Segismundo Tomás que, aunque son antiguos, no llegaron a Plenas hasta los años 40. Y todos ellos, segun recuerdan los que me los contaron, les fueron transmitidos oralmente.
Sobre la procedencia de los cuentos
En la tradición oral es muy dificil saber los canales de transmisión de una narración pues intervienen muchos factores y pueden ser muy diversas las circunstancias por las que llega a un lugar determinado.
Plenas no es una isla. Siempre ha existido mucha movilidad de gente, mucha inmigración en tiempos pasados y,ahora, mucha emigración, pero tambien había movimientos de personas que se casaban con gentes de fuera. Estas personas, que procedían de lugares diversos, la mayoria de pueblos próximos, traían con ellos su bagaje cultural, las leyendas y cuentos que habían oido de pequeños y los transmitían a su vez, integrandose en la cultura tradicional de Plenas.
También llegaban a Plenas gentes de otros lugares a trabajar de pastores, a esbrinar, a moler, a segar, a construir casas, a vender, a comprar... todos ellos podían ser personas que les gustara contar cuentos y los contaban en Plenas, los escuchaban los niños y se los aprendían.
Tambien los habitantes de Plenas salían a realizar trabajos temporales fuera del pueblo, de pastores, segadores, carreteros, etcétera, estas personas escuchaban historias en lejanas tierras que les gustaban y luego se las contaban a sus hijos, integrandose en la cultura de Plenas.
La tradición oral de Plenas está íntimamente relacionada con una zona integrada por la parte sur de la provincia de Zaragoza, la parte noroeste de la de Teruel, y zonas castellanas próximas.
Arcadio Larrea recogió hace algunos años cuentos populares en Belchite, Villar de los Navarros y Huesa del Común.
En fin, aquí están los textos para uso y recuerdo.
He intentado aproximarme lo más posible a lo que considero como narración original aunque el paso del tiempo altera la tradición oral y su transmisión.
Por otra parte, me he preguntado a veces si en aras de un purismo etnográfico sería interesante plasmarlo tal como me los han narrado y he tenido serias dudas. Por una parte podría ser si el cuento es en verso o ya muy cerrado, caso de “La casera del cura” o de las coplas enlazadas,pero en otros creo que va contra el espiritu de la narración oral el transcribirlos literalmente pues todo cuento que se cuenta es para que el que lo escuche lo aprenda pero no de memoria, sino la idea, el argumento, aquello que más le interesa, lo que mas le seduce y a la vez suprime otras cosas, creandose constantemente nuevas versiones que enriquecen. Es por ello por lo que a veces me dejo lllevar más por los recuerdos que me quedan del cuento oido a la hora de transcribirlo. Me imagino al chavalín que de pequeño, en el pueblo, escucha un cuento, igual solo lo oye esa vez en su vida, y a su vez lo va contando a otros amigos, y en su transmisión ha puesto parte de su personalidad. Son, tal vez, estas versiones las que nos han llegado... y me pregunto ¿es ilícito que yo, al transmitirlo, lo intente hacer con toda la honradez que puedo pero no transcrito literalmente?
Agradecimientos
Valeriana Yus Luño, nacida en 1904
Alfredo Plou Luño, nacido en 1927
Máxima Gracia,nacida en 1920
Segismundo Tomás, nacido en 1917
Antonio Ortin Ambroj, nacido en 19¿?
A la familia Del Río Bonafonte
A la familia Plou del Río
A la familia Ortín del Río
Y a todas aquellas personas de Plenas a las que he importunado con mis preguntas.
Cuentos y adivinanzas
Coplas encadenadas
Aqui pongo dos cuentos que tienen relación, pues son coplas encadenadas. Antonio Beltrán, en su libro “Leyendas Aragonesas”, comenta sobre estos cuentos que estan muy relacionados con las coplas encadenadas del siglo XV y que se conservan en algunas canciones sefarditas.
• Un perrico me quitó el chufletico
Este cuento es parecido a uno recogido por Juan Domínguez Lasierra y que aparece en el libro “Cuentos infantiles aragoneses”, que se titula “La perrica que pidió pan”.
Este me lo contó Alfredo Plou Luño en 1992.
Un perrico me quitó un chufletico
Decía el perro: Dame pan y te daré el chufletico.
—Madre, dame pan.
—No quiero si no me das leche.
—Cabra, dame leche.
—No quiero si no me das alfaces.
—Huerto, dame alfaces.
—No quiero si no me das agua
—Río, dame agua
—No quiero si no me das pescado
—El mar me dio a mi pescado,
yo le di pescado al río
el río me dio a mí agua,
yo le di agua al huerto,
el huerto me dio a mí alfaces,
yo le di alfaces a la cabra,
la cabra me dio a mí leche,
yo le di leche a mi madre,
mi madre me dio a mi pan,
yo le di pan al perro
y el perro a mí me dio el chufletico.
• Quiquiriquí
Este me lo conto Máxima Gracia en el verano de 1993. Se lo contaba de pequeñita una prima suya que era de Monforte.
Quiquiriquí,
canta mi gallo.
En el papo lleva mal.
—¿Quién se lo ha hecho?
—El escarabajo.
—¿Donde esta el escarabajo?
—Debajo de la leña
—¿Donde está la leña?
—El fuego la quema.
—¿Donde esta el fuego?
—El agua lo apaga.
—¿Donde esta el agua?
—Los toricos se la han bebido.
—¿Donde están los toricos?
—A labrar han ido.
—¿Donde esta lo que han labrao?
—Las gallinicas lo han escarbao.
—¿Donde estan las gallinicas?
—A poner han ido.
—¿Donde está lo que han puesto?
—La vieja lo ha compuesto.
—¿Donde esta la vieja?
—A lavar ha ido.
—¿Donde esta lo que ha lavao?
—Al río abajo lo ha tirao,
a la vieja le cayó una teja
y al chiquillo un ladrillo.
Cuentico, contao…
CUENTOS PARA DAR MIEDO
• La mano negra
Este es un cuento semejante al recogido por Espinosa llamado “La asadura del muerto”. Almodóvar también recoge uno con el mismo tema que se titula “¡Ay, madre!, quién será”.
Este es un cuento muy conocido en Aragón y supongo que en muchas otras partes de España. En Zaragoza he oido una versión que era diciendo “Pedrito, Pedrito, ¿dónde están mis higaditos?”. También lo he escuchado con “Carlitos”.
En Plenas, mis primos se acordaban que era con una mano negra, y que se hacía para darle miedo a los niños. Junto con este recordaban también un cuento, de miedo, que trataba sobre “un dedo con un anillo”.
Estaba un niño con su abuela, jugando por la casa y le dice la abuela:
—Hijo mío, baja a comprarme unos higadicos y unas asaduras para la cena.
—Pero abuela, que ahora estoy jugando.
—Venga, baja a comprarlos.
Y el niño, de mala gana, fue a comprar a la carnicería. Cuando volvía a casa, se encontró en la plaza a unos amigos jugando y le dijeron que si quería jugar un rato con ellos. Así lo hizo. El paquetico que había comprado lo dejó apoyado en una piedra y se puso a jugar.
Un perro que por allí pasaba lo olió y se lo comió y el niño se quedó sin la cena de la abuela.
—¡Y ahora que voy a hacer!
Y no se le ocurre otra cosa que ir al cementerio donde habían enterrado ese mismo día a un señor que se había muerto.
Llegó al cementerio y desenterró el cadáver. con una navajica que llevaba le abrió las tripas y le sacó los hígados y las asaduras. las envolvió en el papel de la carnicería y se las llevó a su abuela.
Su abuela lo empezó a freír. le dijo al niño si le apetecía probar algún bocado:
—No abuela, que estoy desganado.
La abuela se lo comió todo y al poco rato empezó a ponerse muy mala y se murió.
El niño, aterrado, se metió en la cama sin saber que hacer y entonces empezó a oir pasos por el piso bajo...
Y una voz que decía :Soy la mano negra, y ya estoy en la primera escalera…
—Plom, plom.
—Soy la mano negra, y ya estoy en la segunda escalera…
El niño estaba aterrado, y se escondía entre las sabanas.
—Plom, plom (se oían los pasos).
—Soy la mano negra, y ya estoy en el último escalón…
Era la voz del muerto que subía a recoger las partes de su cuerpo que le habían sido robadas para poder descansar en paz eternamente…
—Soy la mano negra, y ya estoy debajo de tu cama…
—Plom, plom.
—Soy la mano negra, y ya estoy AQUI, (cuando se decía aquí se hacía gritando y el que contaba el cuento agarraba fuertemente con las manos al niño que escuchaba la narración y, como lo cogía desprevenido, gritaba aterrorizado )
• El anillo
Este cuento es del mismo estilo que el anterior, también para dar miedo, Este también es muy conocido en Aragón, lo he oído en varias versiones en Zaragoza. Como he dicho antes, mis primos recordaban que de pequeños también se lo contaban.
Sucedió una vez que murió un señor y lo enterraron con un precioso anillo. Por la noche, un vecino dl pueblo fue al cementerio y desenterró al muerto para quitarle el anillo, pero no podía sacarselo del dedo por que se había hinchado. Sacó del bolsillo una navaja y le cortó el dedo con el anillo y se lo llevó, volviendo a enterra al muerto.
Al cabo de los años, el que había cortado el dedo se encontró en la calle con un señor, y se dió cuenta de que le faltaba un dedo, y le empezó a preguntar:
—¿Y usted es de aquí?
—Sí, soy de aquí.
—¿Y hace mucho que vive en el pueblo?
—Sí, mucho.
—¿ Y.. veo que le falta un dedo ?
—Sií, me lo cortaron hace tiempo.
—¿Y como fue?
—Pues, un señor me lo cortó… y… ¡FUISTE TÚ!
(Como en el cuento anterior, cuando se decía… FUISTE TÚ, se hacía gritando y el que contaba el cuento agarraba fuertemente con las manos al niño que escuchaba la narración que gritaba aterrorizado )
CUENTOS VARIOS
• San Juan y San Pedro en Plenas
Este cuento me lo contó Alfredo Plou. No se acordaba demasiado pero me lo contó más o menos como lo apunto aquí.
tambien me comentaba que cuando era niño y le contaban los cuentos se creía a pies juntillas que eran verdad, que eso le había pasado a los Santos del cuento, pues las gentes que se los contaban venían de lejanos lugares a moler y era gente muy seria, que le daban una gran dignidad a la narración.
En el año 97, comentandole algo del cuento me dijo que, en vez de San Juan y San Pedro, igual eran Jesucristo y San Pedro, que no se acordaba bien, y que estando e una posada llegan unos arrieros y estaban durmiendo en el pajar, y los arrieros le dan una paliza…
También me habló del cuento del despertador. en la versión que he puesto aquí, a Alfredo le sonaba algo de despertador y de santos y mezcló ambos cuentos. En este viaje me ha contado otra versión que tal vez sea más real. La cuento seguidamente de San Juan y San pedro.
Tal vez el posadero tiene más participación en la agresión a San Juan y por eso luego lo convierten en burro, en fin, aquí está:
Una vez vinieron a Plenas dos pobres, uno era San Juan y otro San Pedro. Fueron a la posada y el posadero les dio alojamiento. Como iban rendidos se acostaron rápidamente.
En la posada había dos individuos que cuando los vieron entrar con esas pintas se empezaron a reír de ellos y después de mucho beber,para divertirse le fueron a pegar a los pobres. Entraron en la habitación y cogieron al que mas cerca estaba de la puerta y lo emprendieron a palos hasta que se cansaron y se fueron diciendo:
—¡Hala vámonos al bar a beber un poco y luego volvemos a pegarles!
Como le habían dado la paliza a San Juan, San Pedro le dijo que se cambiara de cama pues había oído que volverían y como ya le habían pegado a San Juan así no le volverían a sacudir dos veces. Y se durmieron.
Al cabo del rato volvieron los individuos y dijeron:
—Oye, como antes le hemos sacudido a este, ahora le vamos a dar al otro, para repartir los golpes, y empiezan a sacudirle con los palos otra vez a San Juan.
Y después de eso se marcharon.
San Juan y San Pedro durmieron como pudieron y al día siguiente se levantaron temprano y se marcharon de la posada sin pagar y se le llevaron un gallo al posadero, que era su despertador preferido.
Con el gallo se largaron hacia El Villar y el posadero fue tras ellos hasta que los vio y les empezó a gritar, ¡ladrones, devolvedme el gallo!
—San Juan y San Pedro convierten al posadero en burro y se lo llevan con ellos.
Al llegar al Villar, había unos obreros haciendo unas reparaciones en la Iglesia y San Juan y San Pedro les regalan el burro diciéndoles que no tengan duelo, que le hagan trabajar duro al burro, que no se preocupen y que le peguen si no hace caso.
Después de un tiempo el burro se volvió a convertir en posadero y volvió a Plenas y se quejaba a su mujer del gran palizón que le habían dado en El Villar.
• El despertador
Otra vez, Jesucristo y San Pedro llegaron a una posada y se van a la cama y le dicen al posadero que les despierte a las cinco.
El posadero les comenta que no se preocupen, que a las cinco los despertará pues tiene un despertador infalible, que era su gallo preferido.
A las cinco no se despertó el posadero ni cantó el gallo y los viajeros se despertaron y se marcharon, pero teniendo la precaución de llevarse el gallo y dejándole una nota al posadero en la que le decían que se llevaban el despertador para intentar arreglarlo, que no despierta a las horas.
• Segadores, segadores
Este cuento tiene cierta poesía, la melena de la niña creciendo entre los trigos... la canción, y también mucha crueldad.
Este es el cuento de Plenas que más me gusta. Me lo contaban de pequeño y he intentado aproximarme a como era el original. De todos los cuentos este es del que más me acuerdo.
Eulogio Soriano en su libro Tintero de plomo, pág. 53, habla de este mismo cuento pero en otra versión. Es la única que he encontrado semejante, Lo transcribo pues se trata de un cuento recogido en Mezquita de Loscos, muy proximo a Plenas:
El de Mezquita. “Un rey tenía tres hijas, La una la mandó a coser.La otra a bordar y la tercera, a hacer media.La primera que terminara iría a vender un capacico de higos. Y la madre les dijo a sus hijas que, aunque encontraran a Dios y a la Virgen, que no les dieran higuico y medio. Y la primera que fue a vender elcapacico de higos los encontró y no les dió higuico y medio. Y fue a una casa y le dijeron que por que escalericas quería subir,por las de punchicas o por las de punchón. Por las de punchicas, respondió. Y cayó en la caldera. Y luego terminó la otra y le vuelve a decir su madre lo mismo. Y tampoco da higuico y medio y también cae en la caldera.
La tercera dio higuico y medio a Dios y a la Virgen. Cuando vuelve a casa se lo dice a su madre. Esta hace un hoyo en el huerto y allí la enterró. Y fueron a segar trigo y decía aquella niña”:
“Siega, siega, segador;
no siegues mi mata pelo
que la tuna de mi madre
aqui me tiene enterrada
tan solo por higo y medio”.
“La desenterraron y le dijeron que en donde quería que quemaran a su madre, Y dijo que en medio de la plaza. Y alli la quemaron”.
En Plenas había una señora que tenía tres hijas y vivían de los higos que iban a vender cada día a la plaza del pueblo. Como eran muy pobres su madre les decía que no tenían que regalarle a nadie los higos, que si querían higos que los pagaran,
Un día estaba la hija mayor vendiendo higos en la plaza y pasó una mujer con un hiño pequeño en brazos y le pidió a la chica que vendía higos que por favor le diera alguno porque su niño tenía hambre.Esta señora era la Virgen.
Ella le dijo que no, que su madre le había dicho que no le diera higos a nadie. Y los higos se le convirtieron en ortigas y cardos, y se fue llorando a su casa.
Se lo contó a su madre lo que había pasado y la madre mandó al día siguiente a la hija mediana y le repitió que no regalara ningún higo a nadie.
Estaba la hija mediana en la plaza gritando ¡quién me compra estos higuicos buenos!
y pasó por allí otra vez la mujer con el niño y le pidió un higo para su hijo que tenía hambre. Ella le dijo que su madre le había dicho que no le diera a nadie, y entonces los higos se le convirtieron en ortigas, cardos y cachurros, y volvió llorando a casa y se lo dijo a su madre.
Entonces la madre muy enfadada mandó a la hija menor a vender higos a la plaza y le dijo lo mismo que a las otras, que no diera higos gratis a nadie.
La pequeña fue a la plaza y estaba anunciando sus higos cuando pasó por allí otra vez la mujer con el niño y la hija pequeña tuvo mucha lastima de ellos y les dio un higuico y medio.
Volvió de la plaza y le contó a su madre que le había dado un higuico y medio a una señora y a su hijo y la madre se enfureció muchísimo, le pegó un gran palizón por desobedecerle y la enterró viva en un campo.
Pasaron los días y en el campo donde habían enterrado a la hija pequeña había nacido el trigo y era la época de la siega. Los segadores empezaron la siega y cuando llegaban al sitio donde estaba enterrada, oían esta canción:
Segadores, segadores,
no seguéis mi mata pelo
que la tuna de mi madre
me enterró por higuico y medio.
Los segadores pararon de segar y miraron a ver que era aquel fenómeno tan extraño. Empezaron a escarbar y sacaron a la pequeña que tenía una gran melena rubia que se confundía con el trigo y la niña les contó a los segadores lo que le había ocurrido, y los segadores fueron a buscar a la madre, le pegaron un gran palizón y la mataron.
• La cabra montesina
Este cuento es muy semejante a uno tradicional español, que es el de “Tragaldabas”, recogido por Espinosa y por Almodóvar.
Recuerdo retazos que me contaban de pequeño y ayudado un poco por la estructura similar de los otros he medio reconstruido el cuento pues nadie se acordaba de como era.
A partir de lo poco que recordamos reelaboramos el cuento.
Había una madre que tenía tres hijas, y las mandaba a hacer cosas de la casa, A una la mandó a lavar la ropa, a la otra a por huevos al corral y a la otra a buscar unas patatas al huerto. La mayor volvió con la ropa lavada y la madre le dice:
—Sube al granero y cógete miel y unas tortas para la merienda.
La mayor subió al granero y había allí una cabra montesina y cuando ve a la niña, la cabra le dice:
Soy la cabra montesina
del montesinar,
como te acerques aquí
te voy a tragar.
Y la niña le dijo que no le tenía miedo y que le había dicho su madre que subiera a por la merienda.
Y la cabra montesina se tragó a la hija mayor.
Al rato vino la hija mediana y la madre le dijo lo mismo que a la otra, que subiera a merendar y le pasó lo mismo que a la mayor, que la cabra montesina le dijo:
Soy la cabra montesina
del montesinar,
como te acerques aquí
te voy a tragar.
Y se la tragó.
Al rato llegó la pequeña con los huevos y la madre le dijo lo mismo que a las otras, que subiera a merendar. Y le sucedió lo mismo que a las otras, que la cabra montesina le dijo:
Soy la cabra montesina
del montesinar,
como te acerques aquí
te voy a tragar.
Y se la tragó.
Como tardaban en bajar subió la madre a ver que hacían tanto rato las niñas en el granero.
Cuando entró le dice la cabra montesina:
Soy la cabra montesina
del montesinar.
como te acerques aquí
te voy a tragar.
Asustada la madre bajó corriendo y empezó a gritar:
—¡Que la cabra montesina ha entrado en mi casa y se ha tragado a mis hijas!
Pasaba por allí un labrador y le dijo que no se preocupara que el iría a sacarlas.
Subió y la cabra montesina le dijo:
Soy la cabra montesina
del montesinar,
como te acerques aquí
te voy a tragar.
La madre, al ver que no bajaba el labrador se puso a gritar y pasó por Allí una hormiguica y le dijo que no se preocupara que ella los iba a rescatar.
Subió la hormiga y la cabra montesina le dice:
Soy la cabra montesina
del montesinar,
como te acerques aquí
te voy a tragar.
La hormiga no le hizo ni caso y le dice:
Soy la hormiguita
del hormigal
como me acerque por ahí
te vas a enterar.
De un salto fue al culo de la cabra y le empezó a morder y tanto le mordió que al final echó a las hijas y al labrador por el culo y la cabra montesina se fue corriendo.
Y todos se pusieron muy contentos, y la madre le dice a la hormiguita que para pagarle el favor tan grande que le ha hecho, le da un saco de trigo.
Pero la hormiga no se lo puede llevar y le dice:
No cabe tanto
en mi taleguico,
ni muele tanto
mi molinico.
—¿Y con medio saco?—, le dice la madre.
Y la hormiga le responde:
No cabe tanto
en mi taleguico,
ni muele tanto
mi molinico.
—¿Y con un puñado?—, le dice la madre.
Y la hormiga responde:
No cabe tanto
en mi taleguico,
ni muele tanto
mi molinico.
—Y ¿con un grano? —, le dice la madre.
Y la hormiga responde:
Si cabe tanto
en mi taleguico,
y muele tanto
mi molinico.
• El penitene de Allueva
Esta narración no tiene que ver mucho con la tradición transmitida pues es un relato reconstruido a partir de un dicho existente.
En Plenas se dice: “Este es como el penitente de Allueva, que ni se ha confesado ni cuenta que lleva”.
Probablemente este dicho procede de algún relato o cuentecico pero con el paso del tiempo se ha olvidado el cuento y ha quedado el dicho.
A partir del dicho un individuo reconstruye el cuento que, quien sabe, quizás en su inconsciente recuerde que le contaron algo parecido de niño y lo relaciona. Este cuento es, pues, una reelaboración de Alfredo Plou.
Hace muchos años, siglos, para celebrar el nombramiento de un nuevo Papa en Roma, se pensó que lo mejor sería que toda la nación se confesara. Se pidió a todos los sacerdotes que hicieran una relación de los individuos que se confesaban y de los que no.
Y en los diferentes pueblos se organizaron confesiones.
En Allueva había un individuo que no quería confesarse pero que quería aparecer en la lista de los que si se habían confesado por si eso le pudiera reportar algún beneficio o por lo menos ningún perjuicio por ser la nación muy católica.
Le estuvo dando a la cabeza a ver como hacía para resolver el dilema.
El individuo fue a hablar al cura de Allueva y le dijo:
—Señor cura, yo deseo confesarme pero me gustaría hacerlo con el cura de Salcedillo pues lo he tratado más que a usted.
—Pues no hay ningún problema, va usted allí, le confiesa el cura y le pide que le haga un certificado como que se ha confesado con él. lo trae y le apuntaremos en la lista.
—Gracias señor cura, así lo haré.
Y se fue hasta Salcedillo.
Allí fue a hablar con el cura y le dijo que le venía a visitar y que le gustaría que le hiciera un papel como que había estado de visita.
El cura de Salcedillo se olió el asunto y le preguntó:
—¿Sabe usted leer?
—No señor.
—Bueno,pues ahora le hago el escrito como que usted ha estado aquí visitándome para que se lo lleve al cura de Allueva.
El cura le dio el papelico y creyendo que ya había resuelto el asunto, volvió a Allueva y fue al cura a llevarle el papel y decirle que se había confesado en Salcedillo.
El cura de Allueva lo lee y le dice:
—Ya veo que has estado en Salcedillo, pero no te has confesado.
El cura de Salcedillo le había escrito en el papel:
AHI TE MANDO
AL PENITENTE DE ALLUEVA,
QUE NO SE HA CONFESADO
NI CUENTA QUE LLEVA.
—Vaya, esto me pasa por no haber ido a la escuela.
• El Cucaracha
Este cuento me lo contó Máxima Gracia. Se lo contaba su padre de niña y tal vez lo escuchó en lejanas tierras, por los Monegros o las cinco Villas donde solía ir a segar.
Una vez iba un chico con un burro al molino y le salió un hombre, y le dice:
—¿Dónde vas?
—No lo digo porque mi padre me ha dicho que no se lo diga a nadie porque si se entera Cucaracha, vendrá y me quitará lo que llevo.
—¿Eso te ha dicho tu padre?
—Sí.
Entonces el hombre le dió un trancazo al burro y lo mató, y le dice al chico, dandole dinero:
—Toma, y dile a tu padre que esto lo ha hecho Cucaracha, y que el dinero es para que os compreis otro burro mejor.
• ¡Que gran sandez!
Este es un cuento de un grupo de tres que me contó Máxima Gracia y que se los contaron cuando era niña, pues tuvo que ir de criada a una casa y la dueña era de Tardienta. Probablemente estos tres cuentos sean de la zona de Tardienta.
Un hombre tenía tres hijas y estaba trillando en la era, y mandó a la pequeña a casa a buscar la comida. Llegó a casa y encontró a su madre llorando, y le dice:
—Madre ¿que pasa aquí?
—¡Ay!, Que si tu hermana la gran se casara, y tuviera un chiquer, y el chiquer lo metiera en un cester, y el cester se cauera y el chiquer se matara, ¿que le ibamos a hacer?
Y entonces la pequeña se puso a llorar con su madre. Como no volvía, mandó el padre a la hija mediana, y en casa encontró a las dos llorando, y pregunta que era lo que pasaba. Y la madre le dice:
—¡Ay!, Que si tu hermana la gran se casara, y tuviera un chiquer, y el chiquer lo metiera en un cester, y el cester se cauera y el chiquer se matara, ¿que le ibamos a hacer?
Y entonces la hija mediana se puso a llorar con las otras dos. Como no volvía, mandó el padre a la hija mayor, y en casa encontró a las dos llorando, y pregunta que era lo que pasaba. Y la madre le dice:
—¡Ay!, Que si tu te casaras, y tuvieras un chiquer, y el chiquer lo metieras en un cester, y el cester se cayera y el chiquer se matara, ¿que le ibamos a hacer?
Y entonces la hija mayor se puso a llorar con las otras. Como no volvía ninguna hija, fue el padre a casa y las encontró a todas llorando, y preguntó por que lloraban y su mujer le dice:
—¡Ay!, Que si tu hija la gran se casara, y tuviera un chiquer, y el chiquer lo metiera en un cester, y el cester se cayera y el chiquer se matara, ¿que le ibamos a hacer?
Y el padre, al oir eso dice:
—¡Que gran sandez! Me voy a ir por el mundo.
Y se marchó por el mundo. Caminando se encontró con un hombre y le pregunta qué hacía. Y el hombre le dice que estaba recogiendo el sol con un capacico para el invierno.
—¡Pues vaya sandez!, dice.
Continuó caminando y mas adelante se encuentra a otro segando con un punzón y dice:
—¡Vaya sandez segar con un punzón!
Continua caminando y ve a otro hombre que le estaba dando de comer al tocino por el culo y dice:
—¡Que gran sandez!
Al ver como estaba el mundo dice:
—¡Me voy a mi casa que se ha vuelto el mundo al revés!
• La chaqueta que se vuelve sotana
Este es del grupo de tres que me contó Máxima Gracia y proceden de Tardienta.
Era un pastor que su mujer tenía tratos con el cura. Una vez se fue al monte a sacar las ovejas pero como hacía mal día encerró pronto y volvió a casa antes de lo previsto y su mujer estaba con el cura en la cama.
La mujer le dice al cura que se quede quieto.
El pastor se va a la habitación y se mete en la cama, y estaban los tres dentro, El cura muy callado para que no lo descubrieran. El marido se despierta a media noche y ve que hay mucho bulto y empieza a contar y cuenta tres personas, y le dice a su esposa:
—¡Mujer, mujer, que en esta cama estamos tres!
—¡Pero com vamos a estar tres, hombre, lo que pasa es que no sabes contar bien!
Se vuelve a dormir y antes de que amanezca, la mujer le dice al cura que se vaya. Como estaba oscuro, el cura se confunde y en vez de llevarse la sotana, se lleva la chaqueta de pana del pastor.
A la mañana el pastor se levanta y se pone a vestir y ve que no estaba su chaqueta y que había una sotana y se lo dice a su mujer:
—¡Mujer, mira lo que ha pasado!
—Nada, hombre, lo que ha pasado es que el lino se ha vuelto lana y la chaqueta, sotana.
Y el pastor se puso la sotana y se fue a sacar las ovejas vestido de cura.
• El hombre que arruinó su casa
Este es del grupo de tres que me contó Máxima Gracia y proceden de Tardienta.
Era un hombre que su mujer le decia:
—¡No vale nada!
Un día el hombre se enfada y le dice a su mujer que se vaya, que ya vera como él sabe hacer todas las cosas y muy bien.
Lo primero que hizo es ponerse a hacer el almuerzo. Puso huevos y mientras se estaban haciendo, fue a sacar vino a la bodega, y vio que se quemaban los huevos, y por correr dejo la jeta abierta, y se le salió todo el vino y se le quemaron los huevos.
Para secar el vino,echó una saca de harina y se hizo un emplaste. Mientras tanto, con todo el alboroto, la culeca, asustada, se levantó, y entonces se puso el hombre a empollar los huevos encima, pero rompió los huevos y se ensució.
Para limpiarse fue a que se lo limpiara una vaca y al lamerlo, le cogió sus partes y se las arrancó, y le salía mucha sangre, y para cortar la hemorragia fue al arcón donde guardaba las mejores ropas y fue a curarse con ellas.
En un momento echó la casa a pique.
• La mala suegra
Este cuento me lo contó Máxima el verano de 1994. a ella se lo había contado Cesar, el hermano de la mujer de Roque, que era de Plenas. Cesar trabajaba de criado en Plenas y una vez que fue al mercadal, se lo contó a Maxima yse lo aprendió.
En una casa vivía un matrimonio y la suegra, que era muchismo mala, que no quería a su nuera.
No más quería que el hijo pegara a la mujer. Y le decía:
—Pero madre ¿Cómo quiere que le pegue si no me da motivos?
—Pues tú pégale.
Y para pegarle, empezó a hacer cosas para que la mujer se enfadara y así poderle pegar. Un día va al campo y trae un burro cargado con leña y lo entra de culo, y no podía pasar por la puerta.Pero la mujer, en vez de enfadarse, le dice:
—Pues has hecho bien,bastante ha entrao de cara… pues ahora que entre de culo.
Como no se enfadó al otro día le echó el gato a la tinaja del agua y la mujer le dijo:
—Pues hijo, has hecho bien,pues quería cambiar el agua y así la cambeo.
Y no se enfadó. Al día siguiente le tiró todos los cacharros del aparador, y le dijo:
—Pues hijo, has hecho bien, que ya los tenía viejos y así me los compraré nuevos.
No se enfadaba por nada.Y tanto era así que le dijo la mujer al marido:
—¡Chico!¿Por que me haces esas cosas?
—Pues mira, hija, que me dice mi madre que te pegue una paliza y como no me das motivos no te la puedo pegar.
Entonces le dice la mujer:
—Pues mira,vamos a hacer una cosa.Me pones la albarda del burro por encima y entonces me pegas una paliza.
Y el marido le pegaba y la mujer se quejaba.
—¡No me pegues más! ¿Por qué me pegas? Ay, ay..
Y la suehgra desde afuera le decía:
—¡Mátala!, ¡Mátala!, ¡Mátala!
Entonces la nuera sale de la albarda, coge a la vieja de los pelos y la tiró escaleras abajo.
Entonces, casi la mata,le hace mucho daño.Llaman al cura porque estaba muy mala y le dice el cura que el qué le pasa.
Y la vieja dice: …rtttzze, calera arriba.zzccz calera abajo. Pero no se le entendia casi nada porque se había roto los dientes, y el cura pregunta:
—¿Que dice?
Y la nuera dice:
—Sabe lo que dice, que nos deja todo, de arriba a abajo.
Cuentico contao…
• El pastor y la casera del cura
Esta es una serie de cuentos que me contó en Plenas Segismundo Tomás. Proceden de lugares muy dispares y se los contaban sus padres y abuelos. Este, concretamente, procede de Lechago, pueblo próximo a Calamocha.
Había un pastor que era medio tonto, y el cura tenía una casera y les ofreció casarlos sin cobrarles, y se casaron el pastor y la casera del cura.
Y a los cuatro meses de casados, tuvieron un hijo. Y va el pastor a reclamar al despacho del cura:
—Mire, señor cura, que me ha pasado esto, que me han dicho que los niños nacen a los nueve meses y este me ha nacido a los cuatro.
El cura le dice:
—Espera, que voy a consultar los libros, que en ellos aparece todo...
—¡Hombre! ¡Aquí está!, Articulo diecisiete… (y como el otro era analfabeto)
—Mira lo que pone:
“Toda casera de cura
que con pastor se casare,
como está sana y robusta,
a los cuatro meses pare”.
—Muchas gracias señor cura, ya me he quedado tranquilo.
• Las medias y el señor vicario
Este también me lo contó Segismundo Tomás, procede de Torrecilla de Alcañiz.
Si tu tío el vicario juega a la lotería, y le cae, compraré lana y te haré unas medias.
Y la chica le decía:
—Y no me las pondré.
Y dice la madre:
—Pues te las pondrás.
Y la chica:
—Pues no me las pondré.
Su madre al final:
—¡Señor vicario! ¡Hágaselas poner!
• El gato Mundo
También me lo conto Segismundo Tomás, cree que procede de Monzalbarba.
Una señora tenía un gato que se llamaba Mundo, y la mujer tenía una olla llena de bocadicos, adobos, etc. y cuando se descuidaba la dueña, el gato cogia un bocao, y ella, al darse cuenta, decía:
—¡Mundo! ¡Mundo!, ¡que te los vas llevando de uno en uno, y no te llevas los peores, que te llevas los mejores!
• Adivinanza
Por un redondillo
por un redondón
por un mete y saca
por un saca y pon.
(Respuesta: el Horno)
(De Valeriana Yus, 88 años 1992)
LEYENDAS, ROMANCES Y MILAGROS
Las leyendas, romances y milagros, a diferencia de los cuentos, se basan más en hechos reales que con el paso del tiempo se han ido transformado en los relatos actuales.
LEYENDAS
• El señor de horca y cuchillo
Cuando en Plenas preguntaba a la gente si existía alguna leyenda en el pueblo, me nombraban que sí, la del “señor de horca y cuchillo”, pero luego no sabían como era.
No he llegado a oír jamás la leyenda, sólo algunos retazos incoherentes… como éstos:
“Hablaban de los pasadizos secretos que comunicaban el castillo con otros lugares, con la iglesia, etcétera”.
“Que el señor de horca y cuchillo escuchaba misa escondido detrás de una reja de madera, en un lugar del coro y que llegaba allí por el pasadizo. Escuchaba la misa y desaparecía. Nadie lo veía”.
“Que por las noches salía por alguno de los numerosos pasadizos y se presentaba de improviso en los lugares más inesperados del pueblo…”.
“Que si a determinadas horas encontraba a alguien en la calle lo mataba...”.
“Que en la plaza del pueblo, delante del castillo, hacía justicia a todos los pueblos de alrededor, y ahorcaba a los malhechores de la zona”.
• Leyenda del Mercadal
Esta leyenda me la contaron varias personas en Plenas y me la ampliaron gentes de Mezquita de Loscos.
Posteriormente, ojeando el libro Tintero de Plomo de Eulogio Soriano, que comenta cosas de mezquita de Loscos nombra una frase:
“A siete pasos de la encina corva
hay siete tinajas de moneda gorda”.
Esta frase esta referida a un tesoro en una cueva de Mezquita, pero no al Mercadal, como la que yo recogí, aunque son semejantes.
Hace muchos siglos las grandes calamidades asolaban las tierras de Aragón: el hambre, las guerras, la peste…
Y un día llegó la peste a un pequeño pueblo, el Mercadal, cercano a Plenas. Murieron todos sus habitantes menos una mujer.
Esta mujer recogió los tesorillos del pueblo y lo que pudo de las casas y los enterró metidos en tinajas, en un agujero cerca de una carrasca y luego, con algunos documentos del Ayuntamiento, llegó a Loscos donde la recogieron y atendieron.
La mujer, agradecida, dijo que el Mercadal pasara a pertenecer a Loscos y comentó que había “a siete pasos de la carrasca corva, hay siete tinajas de oro gordo”, y que volvería a desenterrarlas cuando se curara, pero la mujer murió a los pocos días.
ROMANCES
Despues de la guerra civil, a Plenas acudía una familia, que tenían una hija. La gente no recuerda el nombre de ellos pero les apodaban “los jaliscos”. la niña se llamaba Rosita. Llegaban con un carro que, al principio, lo llevaban ellos, sin mulo, luego con mulo. Vendían romances, canciones, etc. y en la plaza,para venderlos,la niña cantaba las canciones o los romances. Entre estos romances estaban los de “Gerineldo” y “Delgadina”, y muchos más. La gente recuerda la versión de “los jaliscos”.
También, algunas maestras, en la escuela, a principios de siglo, (Teófila Hernández), hacía que las niñas aprendieran romances y canciones populares.
Aunque existen más romances en Plenas pongo estos dos tal como me los contó Valeriana. Recitado por la tía Valeriana de Plenas, el día 6 de marzo de 1992. Esta señora no sabe leer ni escribir y tiene una memoria prodigiosa. Tiene 88 años. Así me lo contó Valeriana, que lo recuerda de niña. Tal vez con el paso del tiempo lo haya alterado, pero lo repitió varias veces y todas eran iguales. No recuerda de donde lo aprendió, lo sabe desde que era chiquitina.
Del romance de “Gerineldo” existen muchas versiones porque fue un romance muy conocido en toda España. La versión más conocida es una grabada por Joaquín Díaz y que la recogió en Castilla.
El romance de Delgadina toca el tema tabú de las relaciones amorosas entre un padre y su hija.También es un romance muy conocido y extendido por toda España y ha hecho versiones el musicólogo castellano Joaquin Díaz.
Eulogio Soriano, en el libro ya nombrado en anteriores apartados, comenta que muchos cuentos de Mezquita provenían de los viejos romances pero que habían sido convertidos en prosa, Habla del “romance la coronela”,
• Romance de Gerineldo
—Gerineldo, Gerineldo,
Gerineldito pulido,
quien te pillara tres horas
a mi alberido.
—Como soy vuestro criado
vus quereis burlar de migo.
– No me burlo,Gerineldo,
cumplase lo prometido.
Dió las doce, dio la una
y Gerineldo ya ha movido
y su padre como lo sabía
al encuentro le ha salido.
—¿De donde vienes Gerineldo?
¿De donde vienes, amor mío?
—Vengo del jardín
de coger flores y lirios
y la ugencia de una rosa
el color se me ha comido.
—No me mientas,Gerineldo,
No me mientas, amor mío
con mi hija infanta
esta noche tu has dormido
y que te cases con ella
te voy a dar de castigo.
—No lo manda Dios del Cielo
ni la Virgen de la Estrella
que con mujer que yo duermo
yo no me caso con ella.
Un castigo le va a dar el rey a Gerineldo,
llamado por toda España
un Capitán General.
• Delgadina
En el libro de Eulogio Soriano viene el romance de Delgadina muy semejante a la versión de Valeriana.
Es de Mezquita de Loscos:
“Un rey tenía tres hijas
y las tres como una plata.
La mas pequeña de ellas
Delgadina se llamaba.
Un dia estando comiendo,
su padre se la admiraba.
—Padre mio, padre mío
¿que me mira usted a la cara.
—¿que te tengo de mirar?
Que has de ser mi enamorada”.
Versión de Plenas, contado por Valeriana Yus:
Un rey tenía tres hijas
y las tres como una plata.
La mas maja que tenía
Delgadina se llamaba.
Un día estando en la mesa
su padre se la miraba.
—¡Que me mira, Padre mío,
que me mira usted la cara!
—Que te tengo de mirar
que has de ser mi enamorada.
—No lo manda Dios del Cielo,
ni la Virgen Soberana,
ser de mi padre mujer
y de mis hermanas madrastra
y a mi pobre madre
dejarla desamparada.
MILAGROS
De los milagros, lo curioso es que la tradición oral ha quedado plasmada en escritos a diferencia de los cuentos y leyendas de Plenas. Alguno de estos “milagros” los recoge el padre Roque Alberto Faci en su obra Aragón Reino de Cristo y dote de María Santísima, del año 1739.
También tenemos un escrito realizado por Carlos López, sastre, a finales del siglo pasado.
• La aparición de la Virgen
Esta es la versión general de la aparición de la Virgen del Carrascal.
Estaba en el Carrascal pastoreando su ganado un pastorcillo llamado Francisco, y vio encima de una carrasca la imagen de la Virgen. Todo nervioso bajó corriendo al pueblo y lo contó, y todos subieron a ver la imagen aparecida y decidieron construir una casa que le sirviera de morada. Junto a la Imagen de la Virgen también apareció una imagen de San Francisco de Asís.
• San Francisco no se quiere mover
Esto es del padre Faci.
Quisieron los de Plenas un año acompañar a los de Moyuela que iban en rogativa a santa María Magdalena, que se venera en su ermita, por padecer ambos pueblos la misma necesidad. Como era una procesión penitente, había no pocos que llevaban en sus manos alguna imagen devota. Ocurrió a un vecino de Plenas llevar la imagen de San Francisco, como lo ejecutó, pero fue tanto el peso que notó en ella que determinó, ya rendido, cuando había caminado algún espacio, volverla a la iglesia de n sra del carrascal. Hízolo así y al paso que se iba acercando a la iglesia, iba disminuyendo el peso, hasta que se volvió a colocar en su lugar, dando a entender al devoto que no era su voluntad salir de aquella iglesia, en donde fue hallada con su imagen con la de su Reina Santa María, y desde entonces nadie se atreve a remover la imagen de San Francisco de su nicho.
• La escopeta
La versión que pongo la recogió Segismundo Tomás en los años cincuenta.
Este milagro lo recoge Carlos López en el escrito anteriormente citado y acaba diciendo que el malhechor murió, y que si quiere alguien puede ver todavía la escopeta con el caño reventado que se guarda en la ermita.
Esta escopeta desapareció durante la guerra civil.
Cuentan que dos novios se habían prometido en matrimonio, y habiendo roto la joven el compromiso, el novio encolerizado cogió una escopeta y salió dispuesto a matarla. Cuando la romería regresaba a Monforte, el joven disparó contra su exprometida, y en el mismo instante se reventó el caño quedando ciego el portador del arma. este milagro está representado en las pinturas murales de la sacristía de la Ermita
• El carretero de Lécera
Citado por Carlos López.
Un carretero de Lécera pasaba por la ermita y dejando el carro fuera entro a hacerle una visita a la Virgen del Carrascal.
Mientras rezaba, los machos se pusieron en marcha y pasaron con el carro entre un estrecho paso que hay entre la ermita y la umbría.
Al salir el carretero y ver lo sucedido, regresó ala ermita y se puso a darle las gracias a la Virgen y le ofreció un regalo.
Días después regresó con su familia e hizo una misa con sermón para darle las gracias a la Virgen.
• La mujer malherida
Este milagro lo he sacado del libro del padre Faci.
Habiendo una mujer de Plenas dado palabra de casamiento a cierto sujeto, fue avisada, saliese sola para desposarse con el dicho a una ermita de Nuestra Señora del Pilar, que no está lejos de Plenas. salió la mujer sencilla y el prometido le dio golpes y heridas y la dejó por muerta.
Se echó en falta a esta mujer en el pueblo y la caridad movió a la mitad de éste ir a buscarla. hallóla la piedad, peo en muy mal estado, porque entre otros males tenía la cabeza molida como la sal y estaba desangrada. Vinieron cura y justicia de Plenas y precediendo algunas ceremonias por el justicia por entender que esta estaba muerta. Se halló estar aún viva y tomándola el cura de la mano y exhortándole a dolor de sus pecados, dio el señal de éste y fue absuelta, sin poder jamás hablar, solo insinuar con señas hacia la Ermita del Carrascal como diciendo que aquella Reina Soberana le había conservado la vida para alcanzar el favor de la absolución de sus pecados y tardó muy poco en morir, con la gracia de Dios y favor de su madre.
• El niño herido
Este milagro creo que es igual que el de la mujer pero con el paso del tiempo se ha alterado el sexo del sujeto sanado milagrosamente. Faci habla de un niño. Carlos López habla de una mujer.
Un niño, como inocente, se atravesó el cuello con un cuchillo nuevo. curolo el cirujano en la forma que pudo, más para el consuelo de sus padres que con esperanza de su curación pero invocando sus padres a Nuestra Señora del Carrascal.
Al día siguiente se halló bueno y sano.
Versión con mujer:
Tal vez sea otro milagro pero lo dudo porque Carlos López no nombra el del niño y solo refiere este.
Una mujer se cayó y se clavó un cuchillo que le atravesó la garganta, y después de encomendarse a la Virgen del Carrascal, sanó al otro día.
Bibliografia
–Almodóvar, A.R. Cuentos al amor de la lumbre. Edit. Anaya, Madrid, 1990.
–BELTRAN MARTÍNEZ, Antonio. Leyendas aragonesas. Edit. Everest. León, 1990.
–Domínguez Lasierra, J. Cuentos Infantiles Aragoneses. Edit. Librería General. Zaragoza, 1978.
–Espinosa, Aurelio M. Cuentos Populares de España. Colección Austral nº 255. Editorial Espasa Calpe. Madrid,1991
–FACI, Roque Alberto. Aragón Reino de Cristo y Dote de María Santísima. Zaragoza, 1793.
–SORIANO LÁZARO, Eulogio. Tintero de plomo. Editorial Mira nº 27. Zaragoza,1994.
…y cuentico contao
de la ventanica al tejao,
y del tejao al Coso
para que no se lo aprenda
ningún mocoso.
Ficha catalográfica:
Colección Tarayuelas
Plenas 1993
© Angel S. Tomás del Río
Zaragoza, noviembre de 1994
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