7 sept 2010

Músicos populares de Plenas y alrededores

Alejandro Martín Marteles, el tío Legionario
Labrador y pastor de profesión, tocaba el pito de caña que construía él mismo.

Antolín Gracía Expósito, el tío Gallú
Gallú o Gallur. No se sabe a ciencia cierta si procedía de Gallur, pueblo de la ribera del Ebro.
Muy buena persona, alto, erguido, de cuello de cisne (largo) y sobre todo gran trabajador y puntual. Escrupuloso y metódico, solía llegar al baile para amenizarlo, antes que los mozos y mozas.
Tocaba espléndidamente el laúd y rasgueaba de vez en cuando la bandurria y la guitarra.

Antonio Ortín Ambroj
En el baile tocó la guitarra, el laúd y el acordeón diatónico.

Antonio Pujala Lázaro, gaitero de El Villar de los Navarros
Cuando conocimos a Antonio en 1988 contaba con 87 años de edad. Se mantuvieron con él unas enriquecedoras conversaciones en la residencia de los Hermanos de la Cruz Blanca de Zaragoza.
Antonio aprendió a tocar la donzaina de su padre Benito, de oficio pastor de cabras. Siendo muy joven, comenzó a tocar la dulzaina. En sus tiempos de aprendizaje ensayaba por las orillas del río Cámaras a su paso por El Villar. Como muchos donzaineros, acompañó a su padre por infinidad de pueblos tocando el redoblante o tambor.
Con anterioridad, el padre de Antonio tocaba junto con Manuel, tamborilero de Santa Cruz de Nogueras.
La donzaina que que normalmente utilizaba tenía seis agujeros, pero con el paso de los años compró dos clarinetes, lo que le suponía un menor esfuerzo cuando tocaba por los pueblos.
Benito contaba, que un pastor de El Villar compró una dulzaina a otro vecino del mismo pueblo: "La donzaina era muy aspra y muy dura de tocar, y se le apoderaba, hasta que lo mató”.
Entre otros pueblos, amenizó las fiestas de Allueva, Bea, Fonfría, Lagata, Letux, Loscos, Monforte de Moyuela, Muniesa…

"Cuando iba a los pueblos, toda la noche de baile" –contaba–. Finalizado el baile, a medianoche, los mozos requerían la presencia de los gaiteros y los llevaban de acompañamiento a la ronda.
"Anda, negate, negate" –decía Antonio–. "Eso sí comías muy bien, hasta pollo, y la bebida abundante". "Ahí va, este puro pa los gaiteros" –les ofrecían los mozos–.
El repertorio musical de Antonio estaba formado por todo tipo de melodías y tonadas de la época: "Empezaba por jotas, que era lo que más gustaba". Valses, pasodobles, mazurcas, habaneras, pasacalles, polcas… De Pablo, el ciego del Villar, transformó musicalmente muchos de los romances que vendía: Romance del Pajarito, el de la Carmen… También recordaba al ciego de Lanzuela, que tocaba una miaja la flauta, y mucho más la trompeta y la guitarra.
En las conversaciones mantenidas con Antonio Pujala en octubre de 1988, recordaba con emoción su pasado y vida de gaitero. La expresión de su cara se transformaba en muchos momentos de la charla, dando claras muestras de haber vivido una vida llena de alegrías y tristezas.

Atanasio Navarro Marteles
Tocaba la guitarra en el baile.

Benito, el Manco y Marcelino Luño, los gaiteros de Plenas
Los gaiteros casi siempre fueron tildados de personajes muy singulares a los cuales recurrían los habitantes de los pueblos para amenizar con su alegre y pegadiza música las fiestas de los lugares donde eran requeridos.
Plenas también tuvo gaiteros propios. Dos hermanos, Benito y Marcelino, amenizaban todo tipo de fiestas, tanto las paganas como las religiosas. Hijos de Isidra Gracia Marteles y Pascual Luño Sancho, tenían dos hermanos más, Gerardo y Faustino. Sus padres –antes de la guerra civil de 1936– regentaban un viejo café, en el centro del pueblo, en un local propiedad del cura-párroco.
Benito, enjuto y de pocas carnes era bastante alto, se inició en el arte del pastoreo y comenzó a trabajar de ramadán de muy joven en casa de Los Morenos. Marcelino, más corpulento que Benito, siguió con la tradición de sus antepasados, dedicándose a las faenas del campo.
La soledad del oficio de Benito cuando desempeñó el oficio de pastor, sirvió para que tomase afición por la música y construirse él mismo sus propios instrumentos. Recordaban los más ancianos de Plenas, que en días tranquilos, se oía perfectamente y a muchas leguas el pito –flauta de caña– que Benito tocaba mientras pajentaba –apacentaba– el ganado. Se fabricaba sus propias donzainas –dulzainas–, con maderas de sauquera –saúco– o carrasca –encina–.
Benito tenía un brazo tullido, defecto físico que no le impedía en absoluto tocar cualquier instrumento musical, como el curdión –acordeón diátonica–. Al tener este defecto, se le conocía por todos los pueblos como Benito, el Manco.
Su hermano Faustino, Ojos de Gato, también tocaba el acordeón. En todos pasacalles y bailes que hacía Benito por los pueblos le acompañaba su hermano Marcelino, que tocaba el redoblante o tambor.
Benito se casó con María Bonet y tuvo cinco hijos, tres varones: Manuel, Benito y Pascual y dos hembras, Josefina y Gloria. Una vez casado, se trasladó de la vivienda de sus padres, a otra más pequeña, situada en la parte alta del pueblo.
Las ideas izquierdistas de Benito y su familia, obstaculizaron enormemente el desarrollo de sus vidas, y más concretamente, finalizada la guerra civil. Benito fue tachado de "rojo" y fue encarcelado. Su mujer e hijos fueron humillados y maltratados. Los vencedores les hicieron la vida imposible sin ningún tipo de escrúpulo. Mientras Benito estuvo en la cárcel su familia tuvo que malvivir en una oscura cueva. No tenían nada, porque todo les habían confiscado. Muchas veces, en las roldas, les cantaban a la puerta de la cueva donde vivían, amedrentando a su mujer y a los hijos pequeños de corta edad, muestra de ello, es esta canción que les cantaban:
Gaiteros y gaitericos
que mal lo vais a pasar,
la magra que habéis comido
la tendrais que gomitar.
Una vez en libertad, Benito fue a vivir al pueblo cercano Monforte de Moyuela (Teruel), donde encontró trabajo de pastor. Pocos años después, cansado y enfermo, murió el mejor gaitero de toda la redolada.
Benito Pujala, gaitero de El Villar de los Navarros, comentaba que Benito tocaba muy bien y hacía los dos tonos con la donzaina.
Celedonio García y José Antonio Adell, en su libro El pedestrismo en Aragón comentan: "En 1929 los dulzaineros de Plenas animaban las fiestas del barrio de la Magdalena":
Programa de fiestas publicado en "La Voz de Aragón" el 24 de agosto 1929.
Fiestas del barrio
En el de la Magdalena:
Durante los días 24, 25, 26 y 27 del actual mes, este barrio celebrará sus fiestas en honor a su patrón, San Roque, con arreglo al programa siguiente:

Día 24
A las 12 en punto de este día comenzarán las fiestas con repique de campanas y disparo de bombas reales; a la misma hora se izará en la torre de la Magdalena la bandera española, amenizando este acto una banda de música y los dulzaineros de Plenas, nuevos en esta ciudad. Acto seguido la banda de música y los dulzaineros recorrerán las calles del barrio.
De 4 a 7, recorrerán las calles los cabezudos, acompañados por los dulzaineros.
De 5 a 7 la banda de música recorrerá las calles tocando alegres pasacalles.
De 7 y media a 8,3o, gran becerrada. Para dar más realce a este acto, la comisión ha organizado una gran cabalgata en la que se lucirá una carroza artísticamente engalanada por varios vecinos del barrio, siendo ocupada por bellísimas señoritas acompañadas de una rondalla, a continuación irán varios ciclistas con las bicicletas engalanadas y los coches de las señoritas presientas. siendo acompañadas por 2 bandas de música.
Día 25
A las 6,30 de la mañana gran diana por los dulzaineros.
A las 7, recorrerá la banda de música las calles del barrio tocando alegre diana.
De 9 a 12 segunda salida de los cabezudos acompañados por los dulzaineros.
A las 10,30, en honor al Santo patrón San Roque, solemne festividad religiosa, con sermón a cargo del R.P. Cristóbal Eraúl.
De 11 a 1 concierto por la banda.
De 4 a 6, 3ª salida de los cabezudos.
A las 6,30 solemne procesión que recorrerá las calles del barrio.
Por la noche, primer baile-verbena en el tablado de la plaza de la Magdalena. A la misma hora, otra banda de música dará concierto en diferentes calles.

Día 26
A las 7 de la mañana diana por la banda de música y los dulzaineros.
A las 8, aniversario de los cofrades y hermanos difuntos.
De 9 a 12 cuarta salida de los cabezudos.
De 11 a 1, concierto por la banda de música.
De 4 a 6,30 en la plaza de la Magdalena, concurso deportivo infantil a base de patines y triciclos, otorgándose premios en metálico.
A la hora de costumbre, última salida de los cabezudos.
A las 6 y media, gran carrera de cintas, presidida por las señoritas donantes, amenizando este acto la banda de música.
Por la noche 2º baile-verbena en la Pz. de la Magdalena. Como en noches anteriores otra banda de música ejecutará escogidas composiciones, en las calles del Barrio.
Esta misma noche saldrá una ronda de jota en la carroza adornada por los vecinos.

Día 27
De 11 a 12, elevación de globos aerostáticos grotescos en el tablado de la Pz. de la Magdalena.
De 4 a 6 gran concurso hípico infantil, adjudicándose premios en metálico.
Por la tarde a la hora que oportunamente se anunciará, tendrá lugar un partido de fútbol, por elementos del barrio, en el campo del Zaragoza.
Por la noche, de 10 a 12, gran baile-verbena en la Pz. de la Magdalena. Acto seguido, gran retreta que recorrerá las calles del bº, terminando en el tablado con la jota de "Gigantes y Cabezudos".

Benito Pérez, Fonfría (Teruel)
Más conocido como Blas en Fonfría, pueblo en el que nació. Se casó con Patro, de Bea. Después de casados se trasladaron a Barcelona.

El tío Cajudo, de Blesa (Teruel)
Otro de los músicos más conocidos por estos lugares fue el Cajudo, de Blesa. En Monforte contaban que tocaba muy bien el violín. La estrecha amistad que le unía con Atanasio Navarro Marteles, hizo que acudiese a la boda de su hijo Vicente Navarro casado con María Luño. La orquesta se componía de dos personas de Blesa, que tocaban el violín y una de Muniesa que se encargaba de la guitarra. De los Cajudos dicen que alguna vez vinieron a Plenas para tocar en las fiestas.

Cirilo Gracia Bonafonte
Pastor de profesión tocaba el pito de caña construido por él mismo.

Cirilo Pellejero
De profesión practicante, lo que hoy llamamos ATS, tocaba espléndidamente el órgano de la iglesia de Plenas. Se casó con Teófila Hernández.


Delfín Gimeno Roche, el sastre de Loscos (Teruel)
De Delfín hablan maravillas muchos de los pueblos de los alrededores de Loscos. Delfín tenía 60 años de edad en 1992 y denotaba excelentes recuerdos y gran sentimiento por la guitarra, instrumento que comenzó su aprendizaje a los siete u ocho años, influido por la maestría de su padre José Gimeno, también de profesión sastre. El violín también lo tañía con facilidad.
En una amena charla mantenida con Delfín, flaco de carnes, alto y de gran entereza humana y musical, se le notaba la enorme añoranza por el instrumento que tocó durante muchos años en fiestas de pueblos.
La primera salida que hizo fuera de su pueblo natal, la realizó a El Colladico (hoy pueblo abandonado y de propiedad privada), acompañando a su padre y a su hermano mayor José María, ambos músicos de violín. Su hermano tocada laúd a dos voces y perfectamente el violín.
De los pueblos que fue a tocar recuerda los siguientes: Anadón, Bea, El Colladico, Fonfría, Luesma, Mezquita de Loscos, Monforte de Moyuela, Nogueras, Piedrahita, Plenas, Rudilla, Salcedillo, Santa Cruz de Nogueras, Villanueva del Rebollar…
Infinidad de anécdotas y recuerdos, rodean a estos maestros musicales que sin saber solfeo eran eruditos de cualquier tipo de instrumento musical que llegaban a sus manos.
En Rudilla, cuando fue la primera vez para amenizar las fiestas, lo vieron tan “jovencico” y pequeño, que los mozos del pueblo le ayudaban a llevar la guitarra.
Cuando eran contratados y si el pueblo que los requería no distaba mucho de Loscos, se desplazaban a golpe de calcetín y si estaba más lejos, lo hacían a lomos de caballerías. En ocasiones los iban a buscar con estos animales del lugar que les había contratado. Delfín recordaba, que solamente bajaron a Plenas en una ocasión y tocaron el último día de fiestas.
La alimentación y el alojamiento en los pueblos que eran contratados fue siempre de la mejor calidad y dormían repartidos en las casas de los mozos.
Pero la vez que no fallaban, era el día que los vecinos de Loscos celebraban una romería en el término municipal de Plenas, en la ermita del Carracal, el día 13 de Mayo. Allí se hacía baile y acudían de los pueblos de alrededor.
Su enorme sentido musical, hacía que cualquier nota musical o melodía que oyese, se le quedase grabada, procediese de las primitivos aparatos de radio o de otros músicos que tocasen por los alrededores.
Normalmente los contrataban para romerías, bodas, fiestas patronales, roldas… En fiestas solían tocar un par de días y tocaban en diferentes ocasiones de cada jornada en misas y procesiones, pasacalles y bailes.
El baile comenzaba a las cinco de la tarde y acababa a las nueve de la noche y lo reiniciaban una hora más tarde; finalizaban la jornada sobre la una de la madrugada.
El repertorio musical de Delfín era muy ameno y de gran variedad: boleros, fox, habaneras, jotas, mazurcas, pasodobles, rumbas, tangos, toques de procesiones, valses…

Demetrio Bonafonte
Demetrio, maestro de profesión, tañía la guitarra y el laúd. Pero también se inició en el arte del violín, aunque con menos asiduidad y maestría. Aprendió de oído e influido por su padre Pedro Bonafonte "el tío Manteca" y de sus hermanos mayores Serapio y Martín. Algunas veces tocaba las botellas de agua.
Demetrio amenizaba el baile del pueblo antes de la guerra civil, acompañado por dos personas más y después de la contienda por su padre. Algunas veces era requerido para amenizar bodas. En la bispra –víspera– de la boda tocaban por la noche, al día siguiente, después del desayuno, comida y cena. Antiguamente nunca cobraban dinero alguno por sus servicios, solamente percibían la comida, pero en los últimos años de su estancia en Plenas cobraban cinco duros por boda amenizada.
En funciones de teatro que el mismo dirigió, logró sorprender a todos los asistentes con espontaneidad y acierto, golpeando con un palo botellas llenas con diferente cantidad de agua.

Felipe Gracia Luño
Amigo íntimo de Germán Calvo, hizo sus pinitos con el laúd; tenía un gran sentido del ritmo y oído muy fino, por lo que participaba en reuniones que tenían los amigos en el café. Cuentan que tenía una sonrisa abierta, alegre. “Hablador, gran chico, pero el ‘pobre’ en estos golpes que da la vida, cogió una enfermedad y en su juventud falleció”. Se le tuvo un gran aprecio como persona.

Fermín Gracia Fortún
Tocaba la guitarra, compenetrándose muy bien con Julián Bonafonte.

Francisco Bonafonte Sanz
Tocaba la guitarra en el baile con Demetrio y Serapio Bonafonte.

Francisco Gracia Yus, Bronco
Todavía soltero, trabajó de pastor, donde se aficionó a tocar el pito de seis agujeros. Benito el Manco le regaló un pito que sonaba muy bien y lo guardó durante muchos años.

Francisco Luño Martín, Josito, "de los Jositos"
De profesión pastor, hacía pinitos con el pito de caña.

Francisco Marteles Gracia, "Baltierras"
Labrador y pastor, tocaba el laúd.

Gaiteros de Lanzuela (Teruel)
“Acudía a tocar para las fiestas de Fonfría, acompañado por una persona de Loscos. Vivió en en una residencia de ancianos en el barrio de La Bozada de Zaragoza" –comentaban en Fonfría–. En Plenas tocaron en varias ocasiones. El dúo de músicos lo componían el tío Félix que tocaba la dulzaina y su sobrino que se encargaba del tambor. Recuerdan en Plenas que Félix era muy alto, delgado y seco.

Germán Calvo Marteles, el Cabrero
Tocaba magníficamente la bandurria y dicen que sacaba unos tonos que estremecían a los oyentes. De gran oído y muy fino. Casi siempre tocaba en su casa y pocas veces lo hizo en público.

Gregorio Gracia, General
Era pastor y tocaba el pito de caña. Más tarde se fue a Zaragoza, donde trabajó vendiendo iguales debido a su ceguera.

Ignacio Bonafonte Martínez
Pastor, tocaba el pito de caña.

Inocencio Gracia Yus
Pastor y labrador, tocaba en el baile la guitarra y el laúd.

Jacinto Pellejero, el tío Pellejero
Al tío Pellejero se le puede considerar como el alma mater de los músicos populares de Plenas desde principios de siglo. Cuentan que tocaba cualquier instrumento musical que le venía a mano. Aunque lejos de sus aficiones musicales, su profesión era zapatero, igual que reparaba unas albarcas, confeccionaba un par de zapatos.
Fue el último vecino de Plenas que tocó el antiguo órgano de la Iglesia Parroquia, instrumento que fue quemado durante la guerra civil. De todos instrumentos que tocaba recuerdan entre otros: guitarra, bandurria, violín, dulzaina.
Su destreza y sabiduría musical, los adquirió por el excelente sentido auditivo que disponía. Dicen que Jacinto, enseñó a tocar a varios vecinos del pueblo, entre ellos destaca, otro gran guitarrista el tío Pedro Manteca. Jacinto Pellejero murió antes de la guerra civil.

Jesús Gracia, el Diablo
De profesión pastor, tocaba el pito de caña.

José Sancho Yus
Hermano de Pascual Sancho e hijo del tío Pascual el “tío Aguacil” y la “tía Aguacila”, toca el laúd y acordeón cromática.

Juan Herrando, Colete
Tocaba el tambor.

Julián Bonafonte Calvo
Hijo de Serapio Bonafonte y nieto del tío Manteca, logró sin mucho sacrificio dominar el laúd con delicadeza, soltura y limpieza.

Julio Sánchez, cucharero de Moyuela
Julio tocaba las cucharas de madera valiéndose de dos o tres unidades. Siempre tocó en bodegas o en juergas con los amigos, y se puede asegurar, que lleva muy bien el ritmo, sobre todo el de las jotas.

León Antía Magallón
Tocaba muy bien el pito o flauta de caña de seis agujeros.

Leoncio Navarro Yus
Hijo de Leoncio Navarro y Cecilia Yus, tocaba la guitarra en el baile.

Luis Monreal Castro, el Garroso
Tocaba el laúd y un poco de acordeón en el baile.

Manuel Martínez Bonafonte
Hijo del tío Patrocinio y hermano de Ignacio, quizás sea el más polifacético de todos los músicos populares de Plenas. Entre los muchos instrumentos que toca se pueden citar: la guitarra, la bandurria, el laúd, el acordeón, la filarmónica, las botellas y un sin fin de artilugios construidos con materiales que da la propia tierra. Hacía trucos de magia clavándose instrumentos afilados por la cara.

Miguel Luño Martos
Gran aficionado a el laúd lo tocaba bastante bien y era amigo de Petronio Ortín y Roque Sancho (otros músicos). Los tres juntos eran fieles a la hora de tocar en el baile. Gracias a ellos y en muchas ocasiones, fueron los artífices de que el baile continuara, pues en muhcas ocasiones, si no hubiera sido por ellos, el baile hubiera seguido pero con un solo músico.

Narciso Plou, Cartujo
Narciso solía tocar con tres cucharas metálicas en fiestas de amigos y familiares.

Pascual Sancho Yus
Hijo de los tíos Aguaciles y hermano de José Sancho, fue virtuoso de la armónica, la tocaba magníficamente. Igualmente logró dominar el laúd, tocando toda clase de música, principalmente la moderna que llegaba a los pueblos. Pascual sustituía en el local de Serapio (baile), a los músicos que alegraban las tardes de los domingos. Su participación en el baile duró hasta que fue a cumplir el servicio militar. Suele acompañar con su voluminosa acordeón cromática en las auroras que se cantan a primera hora de la mañana el día de San Agustín.
Pascual recuerda que inició sus primeras notas con la canción "Una noche de bocas…" y el estribillo "Hay de mí, quien pudiera esta noche llorar…", con el laúd de Serapio Bonafonte.

Paulino Burriel, de Allueva (Teruel)
Compaginaba las labores del pastoreo con las de la labranza, aunque ésta última con más dedicación. Tocaba con esmero el pito y la dulzaina. Ya jubilado, amenizaba las tardes a los ancianos que pasaban el rato en un club de ancianos de la Ciudad Jardín de Zaragoza.

Pedro Bonafonte Sanz, el tío Manteca
Apodado el tío Manteca. Gran virtuoso de la guitarra tocando "a lo grande" piezas de concierto y las de moda de aquéllos tiempos. Utilizando todas las cuerdas de la guitarra por todo su mástil, sacaba excelentes sones que ponían los "pelos de punta". ¡Gran guitarrista! –comentan–, en éstos tiempos, seguro que hubiera triunfado como solista. Dicen que tocaba cualquier instrumento que le saliese al paso.

Pedro Navarro Alzorriz
Hijo de Atanasio Navarro y Valeriana Bonafonte, tocaba el laúd y un poco de acordeón en el baile del pueblo.

Pedro Oliván Bonafonte
Nieto de Pedro "Manteca", tocaba el laúd, guitarra y un poco de violín. Los dos primeros con bastante habilidad y fue el promotor de que se realizase el baile en los tiempos de mozo.

Pedro Ortín Pardos
Tocaba el laúd, por lo que era requerido para participar en roldas de mozos y en las fiestas que ellos hacían. Su manera de tocar era con alegría y animosidad.

Petronio Ortín Pardos
De gran afición y voluntad musical, tocaba el laúd. Lo hacía bastante bien derrochando tesón y alegría. Posiblemente también tocase la guitarra.

Presentación Pellejero Trullén
Familia de Jacinto, cuenta que tocaba muy bien el pandero "le hacía hablar". Se acompañaba con su propia voz.

Remigio Ortín Gracia
Labrador, gran cantor en las misas de antaño, cuando se hacían en latín –sobre todo en las de difuntos–, tocaba el acordeón diatónico.

Roque Sancho López
“Tocaba el laúd con gran alegría y muy bien”. Estaba al día en canciones modernas, ya que su oído le permitía captar cualquier sonido, por difícil que fuese. Es de destacar de este músico popular que nunca se le agotaba el repertorio, cuando no sabía que tocar, se inventaba un tango o pasodoble, dejando a todos oyentes con la "boca abierta" pensando… ¿pero qué es esta pieza?

Serapio y Martín Bonafonte Marteles
De la saga del abuelo Manteca y hermanos de Demetrio. Los tres hermanos siempre tocaron algún que otro instrumento musical. Serapio, manejaba con soltura el laúd y la guitarra. Martín, de oído muy fino, tocaba el laúd y la bandurria, cualidad que le distinguía en su utilización.

Servando del Río Marco, Currietas
Aprendió a tocar el laúd.

Sixto Oliván Bonafonte
De profesión sastre, tocaba la bandurria y el laúd. De excelente oído, tocaba con suavidad y sumo gusto. "Daba gusto oírle" –comentan–.

Tomás Luño Domeque, el Pincho
Labrador, más conocido por "el Pincho", gran amigo de todos, bondadoso y buen chico. Logró tocar con pulcritud el laúd y participaba en algunas sesiones del baile.

Valentín Navarro Yus
Hijo de Leoncio Navarro y Cecilia Yus, tocaba la guitarra.

Vicente Oliván Bonafonte
Fue secretario de diferentes ayuntamientos durante muchos años, también tocaba el laúd.

Vicente Sancho Luño
Hijo de Gaspar, el Paleta, quedó ciego de chaval por una explosión de un artefacto perdido después de la Guerra Civil. Toca el laúd y el saxofón.

© Ignacio Navarro

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